24 febrero 2009

Ese cruel compañero.

Cada vez que miro el reloj pienso en el tiempo que pierdo, en el que se me escapa... cuantos granos de arena de este reloj caen por entre los dedos de mi puño cerrrado; y a veces pienso si dejo que caigan a propósito.

El problema es que el tiempo, junto con algunas de las cosas más bonitas de la vida, nunca vuelve. Hay que tener instinto de cazador para cuando pasan cerca tuya apuntar bien y no dejar que corran fuera de nuestra vista.

¿No sucede que a veces nos gustaría pedirle al tiempo que se tomara unas vacaciones, descansara y nos dejara de paso saborear más algunos momentos? Seguro... y ¿no sucede lo contrario? ¿No querríamos que a veces el tiempo hiciera horas extras y avanzara más deprisa? También estoy seguro.

El problema es que el tiempo no te da tiempo (valga al redundancia) para elegir. Cada minuto que pasa es un minuto menos para elegir, es un minuto menos de posibilidades, de lágrimas de alegría o dolor, un minuto menos de vida.
Por eso cuando miro atrás a veces pienso que el tiempo es el mejor amigo que tenemos; otras veces pienso que es nuestro mayor enemigo... pero a sangre fría pienso que el tiempo es un cruel compañero.

1 comentario:

MissMoon dijo...

Lo más cruel de este veloz amigo es cuando nos saca de la carrera y nos hace esperar a que sus minutos nos pasen por los ojos sin posibilidades de volver a tomar camino...el tiempo también es un amigo-enemigo caprichoso.