09 enero 2009

Un tintero y una botella


Me siento delante de un folio en blanco pero no puedo escribir… ¿Acaso se ha secado el tintero del que sacaba mis palabras? ¿Qué ha podido cambiar para que esto suceda? No somos dueños de los cambios que se producen, a veces, pero si somos de cómo los afrontamos; así que aquí estoy de nuevo, delante de un papel y con una pluma en la mano intentando ganar esta batalla.
Han pasado menos de 2 días, pero más de 48 horas y nada cambia, nunca nada cambia a pesar de los engaños que se lanzen a la multitud para consuelo de aquellos a los que se remite el famoso refrán. Pero yo no soy de esos, no me contenco con poco, ni tapoco mucho me sacia. Vivo de cada segundo y cada gramo de oxígeno que inhalo, y cambio de opinión cada vez que el viento sopla hacia otra costa. Puedo parecer un mentiroso pero no lo soy, solo digo en cada momento lo que pienso… no soy culpable de cambiar de parecer. A veces dejo que mis pensamientos fluyan como una marea, llevando pequeñitos granos de arena donde la voluntad del viento quiera, no sé donde acabarán ni quien espera recibir un grano de arena para completar su montaña, o una botella con un carta anónima dentro, yo solo lanzo ambas al mar y el azar imparcial y justo las esparce. No sé como vendar una herida con gasas y tratarla con mimo, suelo vaciar el bote de alcohol puro encima sin esperar un consentimiento; los remedios buenos siempre duelen y es mejor aplicarlos sin previo aviso y sin camuflarse, como la verdad. Pero no me refiero a esa verdad polimorfista a gusto del consumidor, sino a la verdad que hace gala de su condición, la que generalmente trae más dolor.
Son tantas cosas, tantos sentimientos que no se cómo expresarlos. Sería como querer aislar una ola en la tormenta y dibujarla, no podría. Solamente hay una cosa que puedo hacer… contaros lo que pueda y disfrutar yo solo los detalles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El alcohol es rápido, directo, por algo existe, porque se utiliza, simplemente hay que saber cuando utilizarlo.

Anónimo dijo...

Vivo de cada segundo y cada gramo de oxígeno que inhalo, y cambio de opinión cada vez que el viento sopla hacia otra costa. Puedo parecer un mentiroso pero no lo soy, solo digo en cada momento lo que pienso… no soy culpable de cambiar de parecer.


Me encanta..y tiene tanta verdad en sus palabras :) la verdad es que es la primera vez que te comento aqui y me sorprende saber que escribes tanto y me encanta la verdad porque tienes un don.. Por el resto solo decir que te quiero y que estoy deseando verte volver a Cádiz, a ver si mi tierra te inspira un poco más! un beso :)